Robótica y automatización en la era de la COVID-19

El 2020 ha sido un año marcado por la pandemia del COVID-19, que ha traído una crisis sanitaria sin precedentes y unas consecuencias económicas devastadoras. En España, muchas empresas han sido afectadas por este tsunami. Unas se reinventan, otras intentan salir a flote y algunas han sido abocadas al cierre.

La recesión económica en nuestro país es un hecho e indicadores como el PIB así lo demuestran. En el primer y segundo trimestre de 2020, la economía española cayó un 5,2% y un 17,8%, respectivamente. Gracias a la vuelta a la actividad tras el confinamiento, la economía española creció un 16,7% en el tercer trimestre, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), aunque no se han alcanzado los datos pre-Covid. De hecho, el PIB se contrajo un 8,7% en comparación con el tercer trimestre de 2019. Las previsiones para el último trimestre del año no son las mejores, pues se verán reflejadas las medidas restrictivas para frenar la segunda ola de la COVID-19 en España.

La pandemia ha causado un gran impacto en la economía y como consecuencia, la industria se enfrenta ahora a un escenario incierto y cambiante que nada tiene que ver con el de principios del año pasado. En nuestras fronteras, esta situación ha puesto de relieve la vulnerabilidad de la industria española y la necesidad de fortalecerla con el fin de proteger la actividad productiva en situaciones de crisis. En este contexto, la automatización y la robótica se postulan como la gran apuesta de las empresas para paliar el impacto de esta crisis económica que afecta ya a todo el mundo.

Según la Federación Internacional de Robótica (IFR), se prevé que en 2022 se utilicen alrededor de 4 millones de robots industriales en las fábricas de todo el mundo. Esta previsión confirma lo que hemos visto durante este año: la resiliencia de las empresas que cuentan con procesos automatizados y robotizados. Asimismo, estos procesos han jugado un papel fundamental en el sector sanitario y farmacéutico.

Buena prueba de ello es el desarrollo de un sistema robótico que realizó Yaskawa Israel en un laboratorio de la COVID-19. El sistema tiene un robot de seis ejes y componentes externos que realizan parte del proceso de pruebas de laboratorio automáticamente sin contacto humano. El proceso de automatización incluye el muestreo de 96 ampollas en cada ciclo de prueba y la preparación de PCR. Es rápido, preciso y permite hasta 2.800 pruebas 24 horas al día, 7 días a la semana. De esta forma, se ha conseguido agilizar el proceso y reducir la sobrecarga de trabajo derivada de la pandemia del COVID-19.

El contacto humano ha cambiado para siempre

Si algo hemos aprendido estos últimos meses es que el contacto entre personas no volverá a ser como lo conocíamos. Ahora sabemos que, si no cumplimos las medidas sanitarias y de distancia social, podemos infectarnos. Esto supone un gran desafío para la industria porque las líneas de producción pueden verse afectadas con el fin de evitar el contacto entre operadores y asegurar un estricto saneamiento de las superficies.

Como consecuencia, hay muchísima más preocupación por la limpieza, el saneamiento y la higiene en los procesos de fabricación, manipulación y distribución de mercancías. Teniendo en cuenta que la COVID-19 puede sobrevivir en ciertas superficies, es necesario implementar medidas para que las empresas eviten posibles contactos y, con ellos, brotes. La robótica, en este sentido, podría entrar en juego para reducir los contactos y la contaminación cruzada.

Toda crisis es una oportunidad

Desde el siglo XIX, la economía ha ido viendo importantes caídas cada cierto tiempo. Hablamos del ciclo económico, que comprende fases de recesión y expansión. Así pues, toda crisis es una oportunidad. “La inversión en tiempos difíciles como el que estamos viviendo ahora mismo tendrá su éxito en el futuro”, apunta Laurent Bodin, CEO de Yaskawa Ibérica.

España tiene ahora una gran oportunidad para mirar al futuro sin repetir los errores del pasado, y para apostar por la automatización y la robótica, que nos harán más competitivos. En este sentido, una investigación de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) muestra que las empresas que utilizan la tecnología de manera eficaz son diez veces más productivas que las que no lo hacen.

Robocalizar: la clave para ser más competitivos

La pandemia puso de relieve las carencias que tiene España en cuanto a autoabastecimiento: mascarillas, tests, EPIs y demás equipos médicos tuvieron que ser comprados en otros países, especialmente en China, que es el mayor exportador del mundo y el país escogido por la mayoría de las empresas españolas para la fabricación de sus productos. En efecto, el gigante asiático ha aumentado sus exportaciones en un momento en el que el resto de los países del mundo está sufriendo grandes consecuencias económicas.

Ante esta situación, las empresas se han visto obligadas a reflexionar sobre sus cadenas de producción globales con el fin de superar su vulnerabilidad ante futuras crisis. Ser una empresa resiliente frente a las adversidades es un gran desafío que tiene como solución la producción local. La relocalización en España de las producciones que actualmente se dan en terceros países permitiría a las empresas alcanzar el nivel de competitividad de China. Por supuesto, esto requerirá más digitalización, automatización y robotización.

La automatización es una necesidad para la industria española

Como hemos podido observar, las empresas que cuentan con procesos automatizados están mejor preparadas para hacer frente a los efectos secundarios de la pandemia y de cualquier crisis futura. Por otra parte, la estabilidad y la fiabilidad de la robótica consiguen una optimización de la producción incluso en las circunstancias actuales.

La automatización ha pasado de ser una posibilidad a una necesidad y es por ello por lo que la recuperación económica tras el coronavirus comportará un aumento en la demanda de robots. Para que todo esto se lleve a cabo son indispensables nuevas políticas para la industria y el sector privado que apuesten por la automatización. Solo de esta forma crearemos una industria resiliente capaz de conservar puestos de trabajo incluso en épocas de crisis. Este es, sin duda, el camino del futuro.

En definitiva, España tiene ahora la necesidad de fortalecer su industria y hacerla más competitiva con planes de gobierno que incentiven la automatización y la robótica en las empresas, como se está llevando a cabo en otros países europeos como Francia y Alemania. En la misma línea, la Unión Europea ha impulsado unos fondos europeos (Recovery and Resilience Facility: the Council’s position) que destinan gran parte de la financiación a aquellas empresas que apuesten por la digitalización y la automatización. Estos fondos son, sin duda, la oportunidad del Ministerio de Industria para impulsar un plan con la finalidad de que la industria española sea más competitiva y resiliente.